“Para que el liderazgo sea contenedor en condiciones de crisis, sólo podremos ejercerlo si antes hacemos un proceso de preparación, lo que incluye conocernos a nosotros mismos”, dice la psicóloga experta en resiliencia organizacional, Ana Margarita Olivos, fundadora y gerenta general de Humana Consultores.
Cuando hablamos de liderazgo todavía aparecen en nuestras conversaciones características
asociadas a estilos tradicionales de “ejercer el poder”. Sin embargo, en pleno siglo XXI y con las
profundas transformaciones culturales que estamos viviendo, se sabe que el liderazgo no puede
seguir siendo el mismo.
Hoy, cuando hemos experimentado una crisis tras otra, nos hemos dado cuenta que la gestión de
nuestros equipos de trabajo es clave. De allí que en muchas de las consultorías y capacitaciones que
nos ha tocado implementar hayamos promovido competencias de liderazgo que permitan crear
espacios que actúen como contenedores emocionales. Además, necesitamos que las organizaciones
tengan preparados a sus equipos de primeros auxilios psicológicos.
Con este fin, hemos recurrido a herramientas del liderazgo adaptativo, es decir, el que identifica
aquellos aspectos del patrimonio de la organización que es necesario conservar pero también define
qué cosas debemos dejar atrás y asume así la tensión entre lo conservador y lo progresista,
orientándose estratégicamente. Toma tiempo, pero permite movilizar a las personas para que
afronten desafíos complejos, reorganizando las estructuras, los procesos e innovando
permanentemente.
También hemos considerado elementos del liderazgo centrado en las personas, aquel que se enfoca
en crear una cultura donde ambos, líderes y colaboradores, se sientan más satisfechos y
comprometidos. Aquí, conocer, motivar, empoderar y delegar son acciones claves para las y los
líderes.
Por otra parte, reconocer nuestras fortalezas y debilidades es una función del liderazgo. Solo
entonces podremos proponernos un plan de trabajo para abordar nuestros ámbitos de mejora. De
todas formas, sin prácticas como la escucha empática o la identificación y gestión de nuestras
emociones, el camino se hace más difícil. Cuando hayamos trabajado estos elementos con nosotros
mismos, recién podremos trabajar con los demás, acompañándolos y empoderándolos en
situaciones de emergencia o crisis.
Durante estos dos años de trabajo en pandemia la figura del liderazgo se ha ido transformando,
poniendo cada vez más foco en las personas que facilitan el logro de las tareas. Por eso es crucial
que abandonemos los tradicionales modelos directivos y le demos la bienvenida a estilos
comprometidos con los equipos. La soledad del liderazgo no nos va a permitir sostener la crisis, pero
sí la interacción con otros para reinventarnos más ágilmente.
Ana Margarita Olivos es psicóloga y experta en resiliencia organizacional.
Fundadora y gerenta general de Humana Consultores